La encontré mientras paseaba
como todas las noches a orilla del río.
Estaba acostada en la orilla, con la mitad
del cuerpo repleto de arena y la otra mojada en el río.
Recogí de sus manos una nota
que Lucía fuertemente sostenía.
La nota no era para mi pero aun así, sin importar lo leí.
Yo no conocía de antes a Lucía,
pero sin duda era la mujer más hermosa
que jamás había visto en mi vida.
Vestía un hermoso vestido largo y negro,
que hacía resaltar la palidez de su piel.
Leí el primer párrafo de la nota de Lucía que decía:
No comprenderán lo que estoy sintiendo y mucho
menos lo que estoy haciendo.Me tomo este primer
trago para intentar ahogar el sufrimiento que
me carcome lentamente por dentro.
Lucía en la nota decía que sufría, sin embargo
en su rostro dibujaba una serena sonrisa.
Continué leyendo el segundo párrafo de la nota,
mientras admiraba el bello rostro de Lucía
y su cabello pelirrojo.
En el segundo párrafo decía:
Me tomo estos tres tragos por todos ustedes,
que lo que me sucede y que nunca harán.
Tomé las frías y finas manos de Lucía, mientras
leía el tercer párrafo que continuaba así;
Estos siete tragos son para matar sus besos,
caricias y mentiras, que hicieron que viva
en una fantasía en la amarga soledad.
Yo seguía sin entender lo que en la nota Lucía decía,
ella hablaba de amargura, pero yo la tenía en te mi y,
en su rostro apreciaba total tranquilidad.
En el cuarto párrafo, su caligrafía había cambiado
se hacía difícil entender lo que la nota decía.
La nota continuaba diciendo; Otros tres tragos por aquellos que no me quisieron y me despreciaron, por mis amigos y enemigos.