Condesa
Erzsébet (Elísabeth o
Elizabeth) Báthory de Ecsed (en
húngaro:
Báthory Erzsébet /
ˈbaːtoɾi ˈɛɾʒeːbɛt/) (
Nyírbátor,
Hungría;
7 de agosto de
1560 - Castillo de
Čachtice, actual
Trenčín,
Eslovaquia,
21 de agosto de
1614),
aristócrata húngara, perteneciente a una de las familias más poderosas de su país. Ha pasado a la Historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de "La
Condesa Sangrienta" y Erzsébet tiene el
Record Guinness de la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad con 630 muertes.
Según algunas opiniones, los crímenes atribuidos a la condesa pudieron ser invenciones de sus enemigos en un contexto político muy complejo para buscar su perdición y muerte.
Elizabeth Báthory, la historia
Isabel (Elizabeth) Báthory de Ecsed nace en una de las familias más antiguas y adineradas de
Transilvania (
Erdély en húngaro). Su nombre ha sido traducido también por Elízabeth. Nació de un matrimonio consanguíneo: su madre
Anna Báthory de Somlyó, hija de
Esteban Báthory de Somlya (
1477-
1534)
voivoda de Transilvania, la cual se casó en terceras nupcias con su primo
Jorge Báthory de Ecsed. El escudo de armas de la familia consiste en tres dientes de jabalí de plata sobre un campo de gules. Isabel Báthory era sobrina por vía materna de
Esteban Báthory (
1533-
1586),
Gran Príncipe de Transilvania y rey de
Polonia entre
1575 y
1586 (hermano de Ana Báthory, hijo del voivoda transilvano Esteban Báthory). Entre sus familiares se encuentran personajes poderosos (un cardenal, varios Príncipes y su primo
Segismundo Báthory que fue Gran Príncipe de
Transilvania, mediante su matrimonio con la princesa María Cristina de
Habsburgo). Pasó su infancia en el castillo de los Ecsed (actualmente conocido como castillo de
Čachtice o Csejte, su nombre húngaro). Se dice que a los 4 ó 5 años de edad la pequeña Isabel sufrió de violentos ataques: puede que padeciera
epilepsia o alguna otra enfermedad
neurológica; en todo caso, remitieron cuando aún era pequeña.
Como era corriente en la época, a los once años fue prometida al Conde
Ferenc Nádasdy de Nádasd y Fogarasföld. Un año después, la enviaron a vivir en el castillo de los Nádasdy, para que fuera conociendo a su nueva familia. Nunca hizo buena amistad con su suegra, Úrsula, matriarca del clan: al parecer, la joven Báthory hacía valer el rango superior de su apellido con una frecuencia que la enojaba.
A diferencia de la mayoría de mujeres (y hombres) de su tiempo, Isabel había recibido una buena educación y su cultura sobrepasaba a la de la mayoría de los hombres de entonces. Era excepcional, "hablaba perfectamente el
húngaro, el
latín y el
alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir [...] hasta el
Príncipe de Transilvania era prácticamente
analfabeto".
A los quince años, en
1575, se casó con Ferenc, que entonces contaba 20 años de edad. La ceremonia tuvo lugar con gran lujo en el castillo de Varannó (su nombre eslovaco es Vranov nad Toplou); incluso se invitó al emperador
Maximiliano II, que no pudo acudir. Fue Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que el suyo. Se fueron a vivir al castillo de
Čachtice, en compañía de su suegra Úrsula y otros miembros de la casa. El joven conde no pasaba mucho tiempo por allí: la mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos), lo que le mereció el apodo de "Caballero Negro de Hungría". Existe un registro
epistolar de cómo Ferenc e Isabel intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes, esto era normal entre los nobles de la época. Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se requería además un férreo control sobre la población local, de origen
húngaro,
rumano y
eslovaco.
Ferenc e Isabel apenas se veían debido a las actividades guerreras del primero, así que no fue hasta
1585, diez años después de su matrimonio, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Katrynna. Finalmente, en
1598, alumbró a su único hijo varón, Pablo.
En
4 de enero de
1604, el Caballero Negro de Hungría, como se conocía a Ferenc por su fiereza a la hora de combatir, murió de súbita enfermedad durante una de sus batallas y dejó viuda a Isabel, que contaba con 44 años. Es aquí cuando comienzan, según sus acusadores, sus crímenes. Para empezar, despidió a su muy odiada suegra del castillo, junto con el resto de la parentela Nádasdy; las muchachas a las que ésta protegía en esos momentos fueron llevadas a los sótanos y allí recibieron por fin los castigos que, en opinión de Isabel, se merecían.
Esto dejó a Erzsébet en una situación peculiar. Señora
feudal de un importante condado de Transilvania, metida en todas las intrigas políticas de aquellos tiempos convulsos, pero sin ejército con que proteger su poderío. Por la misma época, su hermano Gabor I Báthory se convirtió en Príncipe de Transilvania, con el apoyo económico de la riquísima Erzsébet. Gábor se metió pronto en una guerra contra los
alemanes por complejas razones políticas. Esto la ponía en peligro de ser acusada de
traición por el Rey
Matías II de Hungría -quien probablemente ambicionaba sus extensos dominios-. Viuda como era, se vio más vulnerable y aislada que nunca.
Es por esta época que empiezan a escucharse rumores de que algo muy siniestro ocurre en el castillo de Čachtice. A través de un
pastor protestante local, llegan historias de que la condesa practica la
brujería (explícitamente, la
magia roja) y para ello utiliza la sangre de muchachas jóvenes -una típica acusación muy popular en la época, similar a las que se realizaban contra los judíos y disidentes-. Matías ordena a un primo de Isabel enemistado con ella, el conde Jorge Thurzó, que tome el lugar con sus soldados y realice una investigación. Dado que la señora de Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia.
Según la investigación del conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas muchachas torturadas en distintos estados de desangrado, y un montón de cadáveres por los alrededores. En
1612 se inició un juicio en Bitcse (
Bytča en eslovaco). Erzsébet se negó a declararse inocente o culpable, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios. Quienes sí lo hicieron, por la fuerza, fueron sus colaboradores. Juan Ujváry, el
mayordomo, testificó que en su presencia se habían asesinado como mínimo a 37 "mujeres solteras" de entre once y veintiséis años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para trabajar en el castillo. La acusación se concentró en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia. En la sentencia todos fueron declarados culpables, unos de brujería, otros de
asesinato y los demás de cooperación.
Todos los seguidores de Isabel, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados; éste fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorotea, Helena y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo "por haberlos empapado en sangre de
cristianos" y las quemaron vivas. Erzsi Majorova, una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue ejecutada. Katryna, que con catorce años era la más joven de las ayudantes de Erzsébet, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque recibió cien latigazos en el cuerpo.
Pero la ley impedía que Isabel, una noble, fuese procesada. Fue encerrada en su castillo. Tras introducirla en su mazmorra, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente, el rey Matías II pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero su primo el Gran Príncipe de Transilvania le convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esta pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Matías venía ambicionando desde tiempo atrás.
El
31 de julio de
1614, Erzsébet, de 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Ordenó que lo que quedaba de las posesiones familiares fuese dividido entre sus hijos.
El
21 de agosto de
1614, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La Condesa Isabel Báthory estaba muerta después de haber pasado cuatro largos años emparedada, sin ni siquiera ver la luz del sol. Pretendieron enterrarla en la
iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar al pueblo de
Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país.
Dos años después, las hijas y el hijo de Isabel fueron finalmente acusados de traición por el apoyo de su madre a la guerra contra los alemanes; Anna Báthory, una prima de la condesa, llegó a sufrir tortura por este motivo en
1618, cuando contaba 24 años, pero sobrevivió. Finalmente la mayor parte de la familia Báthory-Nádasdy huyó a Polonia; algunos retornaron después de
1640. Un nieto sería ejecutado en
1671 por oponerse al Emperador Alemán.
Los Archivos Nacionales de Hungría conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que su retrato original, se hallan en paradero desconocido.